A menudo creemos saber de qué se
trata… otras veces, o la mayoría de ellas, nos percatamos de que la vida es un
absoluto misterio. Un camino donde, de vez en cuando, vislumbramos un claro el
cual indica: “Si! es por acá…”
Transitar por la vida sin detener
a preguntarnos hacia dónde vamos, es una forma un tanto pobre de vivir. Un
momento de reflexión puede brindarnos la posibilidad de percibir algún significado acerca
de “todo esto” que llamamos vida.
Muchas veces nuestra existencia
se convierte en una carrera, compitiendo contra otros o tal vez contra nosotros
mismos. Pero si la vida fuese una cerrera sería bueno, o al menos prudente,
preguntarse: hacia donde?, en qué sentido o dirección? Y allí
pueden aparecer respuestas que nos satisfagan y también aquellas otras que
realmente nos incomoden: ganar más, tener más, o ser más y mejor… Llegar a un
lugar que no sé ni cómo se llama, ni qué aspecto tiene porque es verdaderamente
inalcanzable!
Y si, quizás, la respuesta se
resume en: “Todo lo que hago, lo hago porque quiero ser cada día un poquito más
feliz”, tal vez allí también tenemos un dilema, ya que, aun que suene cursi o cliché, la Felicidad no se alcanza sino
en el viaje mismo! Por ende, en el camino. A veces ésto es sólo perceptible en
situaciones límites o de gran lucidez, pero si éstos momentos aparecen al menos
de vez en cuando, entonces vale la pena vivir! Porque es allí donde podemos
conectar y conectarnos, con nosotros mismo, con los demás, con los amados y con
cada regalo inigualable de un instante.
Reflexión final: amemos más, abracemos más, besemos más!